Al mencionarse el nombre de Ana, todos los presentes se tensaron.
Tadeo, sin pensarlo mucho, respondió:
—¡Ana es una persona extraordinaria! ¡La primera vez que nos conocimos me salvó la vida, de lo contrario ustedes no me estarían viendo ahora!
Esta afirmación tenía algo de exageración.
Pero el aprecio de Tadeo por Ana era evidente.
Los esposos conocían bien el carácter de su hijo menor; si él decía que alguien era bueno, definitivamente lo era.
Además, la primera vez que vieron a Ana, experimentaron una sensación de familiaridad inexplicable.
Esas facciones tan perfectas, como si hubieran tomado las mejores características de ambos padres.
Si no fuera por los resultados del examen de ADN entre Lily y ellos, ¡quizás habrían creído sin dudar que Ana era realmente su hija!
En un rincón donde nadie lo notaba, Irina apretó los puños, su expresión amable ensombreciéndose momentáneamente.
Solo cuando escuchó la voz de Rafael, esa sombra desapareció por completo.
—Irina, ¿qué sucede?
Irina e