"¿Adelante?" ¡Ana le estaba tendiendo una trampa!
Aunque la propuesta era tentadora, Isabella, que había aprendido de sus errores, se quedó paralizada, con todas sus alertas activadas.
No podía creer que Ana fuera tan generosa como para entregarle a Mateo.
¡Seguramente había algún truco!
Antes de que Isabella pudiera hablar, Mateo, con los ojos inyectados en sangre y a punto de perder la razón por el tormento del hechizo, gritó:
—¡Lárgate! ¡Si te atreves a tocarme, te mataré!
Isabella quedó petrificada.
Nunca había visto a Mateo así.
Las lágrimas brotaron de sus ojos.
—Mateo...
Mientras lo llamaba, Isabella extendió tímidamente la mano para tocar el brazo de Mateo. Apenas sus dedos rozaron la esquina de su ropa, un grito la hizo retroceder asustada.
—¡LÁRGATE!
Los objetos sobre la mesa volaron por los aires cuando él los arrojó al suelo con furia.
Intentó ponerse de pie tambaleándose, pero volvió a caer.
Ana y Gabriel observaban fríamente. En los ojos de ella incluso podía verse cierta