Tadeo levantó la barbilla y soltó un desdeñoso resoplido.
—No te metas en mis asuntos. Mientras yo esté aquí, ¡no te acercarás a Ana!
Sus padres se lo habían dicho.
Mateo era el ejemplo de lo que no se debía hacer: mirar el plato ajeno mientras comía del propio.
¡Especialmente cuando ese plato estaba en mal estado!
Su criterio necesitaba mejorar.
Tadeo se golpeó el pecho prometiendo solemnemente que jamás se convertiría en un canalla como Mateo.
¡Si había que imitar a alguien, sería a Gabriel!
¡Su carisma era incomparable!
Antes de abordar el avión, Tadeo le contó a Gabriel que Mateo iría a Vertikalia.
[Tadeo: Gabriel, no te preocupes. Mientras yo esté aquí, ¡Mateo no podrá acercarse a Ana!]
[Tadeo: ¡Un canalla debe comportarse como tal! Ana no recoge basura.]
En el avión, Tadeo pidió específicamente a la azafata un asiento desde donde pudiera ver a Mateo.
Este comportamiento infantil casi hizo reír a Mateo de indignación.
Tadeo era todo un personaje.
¡Ninguna de las personas cercanas