Capítulo 244
Mientras Samuel se iba a donar sangre, Viviana quedó sentada en el suelo, como si hubiera perdido el alma.Sus ojos vacíos, su rostro completamente pálido.

Samuel había dicho que vio a otro hombre saliendo de su habitación...

Pero ella no tenía otro hombre, ¡para nada!

En ese breve lapso, Viviana pensó muchísimo.

Las palabras de consuelo de los demás le parecían vacías.

Bajo la mirada de todos, se levantó tambaleándose, con la voz quebrada: —Voy al baño...

Necesitaba estar sola.

Ana detuvo a Lucía, que quería seguirla.

Lucía fruncía el ceño, su mirada llena de preocupación.

—Ana, ella...

—Déjala tranquila por ahora.

Un golpe así dejaría a cualquiera aturdido.

Más aún a alguien tan frágil como Viviana.

Lo que Samuel había dicho no sonaba a desvarío.

Considerando su actitud hacia Santiago, probablemente fuera verdad.

Armando había ido con Samuel, así que no había a quién preguntar.

Ana se frotó la sien, controlando su frustración, su mente trabajando rápidamente para conectar todos los de
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