Capítulo 126
Ana jugaba distraídamente con un bolígrafo entre sus dedos. La luz proyectada a su lado hacía que su piel pareciera aún más blanca y luminosa, para gran satisfacción de quienes apreciaban la estética de manos hermosas.

—¿Qué puedo pensar? Pues lo veo sentada, obviamente —respondió con despreocupación.

[Vaya respuesta más vacía.]

[Profesora, como ahora no hay mucha gente pidiendo hablar contigo, ¿podrías analizar a esos dos personajes?]

[Siento que hay algo sospechoso. Isabella tiene el respaldo de los Ramírez, los que saben, saben.]

Los comentarios hervían de actividad discutiendo el tema.

Ana no pretendía entrar en detalles. Había estado avivando el fuego durante tres días, y las pruebas que había recopilado en secreto ya tenían forma.

Podía imaginar perfectamente las caras de satisfacción de los Ramírez en este momento.

Por ahora, les dejaría volar un poco más alto.

Cuanto más alto volaran, más dolorosa sería la caída.

Cuando Ana se endurecía, no dudaba en atacarse incluso a sí misma
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