El bar brillaba con luces de neón multicolores. La música atronaba con un volumen que casi lastimaba los oídos. Ana y Nicole entraron en fila, la penumbra del lugar intensificaba cada sensación al máximo.

Según las pistas proporcionadas por el detective privado, Bruno y Giana estaban en un reservado del segundo piso.

Subieron las escaleras pegadas a la pared, Nicole iba adelante con el corazón latiéndole como un tambor.

Al llegar frente a esa puerta, toda la tranquilidad anterior pareció desvanecerse por completo.

Extendió la mano pero la retiró de nuevo.

Justo cuando iba a hablar, Ana la tomó de la mano desde atrás y empujó con fuerza.

¡Nicole se quedó en shock!

¿Tenía que ser tan brusca? ¡Ni siquiera estaba preparada mentalmente!

La puerta se abrió.

Un grupo de personas sentadas en el reservado voltearon a verlas al mismo tiempo.

Los de mal genio directamente soltaron una grosería, diciéndole a Nicole que cerrara la puerta y se largara.

Ana no iba a aguantar eso.

Tanteó el interrupto