Ana carraspeó suavemente.
Nicole alzó la vista, pero habló de algo totalmente fuera de tema: —Ana, ¿puedo subir las fotos que nos tomamos a mis redes sociales?
Después de todo, Ana era una streamer reconocida con más de cien millones de seguidores en internet.
Era necesario pedirle permiso.
A Ana le daba igual: —Haz lo que quieras.
Nicole publicó la foto con una sonrisa de felicidad.
Normalmente usaba las redes sociales como un diario personal, donde sus likes y comentarios venían de conocidos cercanos.
Pero esta vez se dio cuenta de lo que significaba estar con alguien famoso.
Apenas habían pasado dos minutos desde la publicación cuando los comentarios comenzaron a multiplicarse a una velocidad sorprendente.
Además, los likes y las veces que compartieron la foto también aumentaban rápidamente.
[¿Eh, no es esa la streamer de consejos amorosos?]
[@Ana, streamer, tienes otra conquista por ahí, ¡ay qué envidia! ¡Yo también quiero una foto contigo!]
[Dos bellezas juntas~]
[¿No se dan cuent