Capítulo 4: Damián tiene una amante

     Mi estadía en el hospital fue corta, sólo fueron tres días, por otro lado Damián duró una semana en Italia, durante ese tiempo sólo me llamó dos veces, argumentando siempre que estaba muy ocupado.

     Están pasando los días, siento que Damián y yo cada día nos estamos distanciando más.

     Hablamos muy poco, siempre llega muy tarde; los fines de semana siento temor, llega oliendo a alcohol, pero gracias a Dios ya no me busca para tener intimidad.

     —Amiga, ¿cómo estás?

     —Hola Lucía, estoy mucho mejor, ya no siento dolor en el vientre.

     —Que bueno,te llamo para invitarte a almorzar, ya no tienes vida social, es hora que salgas un rato a tomar el aire citadino.

     —Tienes razón Lucía, vamos a  salir, necesito conversar un rato contigo.

     —Okey como no te gusta manejar, te voy a buscar a tu casa, dame media hora.

     En menos de media hora, ya Lucía está en la casa.

     —¿Qué te parece este restaurante?

     —wow es muy elegante.

     —Solo tiene una semana que lo inauguraron.

     —A ti no se te escapa uno.

     —Tú sabes que a mí me gustan estás cosas, lo único que me falta es un novio para disfrutar esta vida.

     ¿Cómo va tu nuevo libro?

     — Con todos los problemas que he tenido no he podido avanzar mucho.

     —Amiga, perdóname, compré el libro anterior, pero todavía no lo he leído, pero sé que las ventas y las críticas del libro han sido muy buenas.

     —Mi estadía en la cabaña hizo que yo le diera un cambio al libro.

     —Más romance y más pasión.

     —Así es.

     —Amanda no voltees.

     —¿Qué pasa?

     —Está entrando Damián con una belleza morena, no voltees, él no me puede ver a mí, pero yo sí puedo verlo, ya están sentados y Damián llamó al mesonero.

     —Lucía, vámonos de aquí.

     —No, espérate esto se pone bueno, el le tomó una mano y ella con la suya le acaricia el rostro, ahora el mesonero les ha traído una botella de champagne, esto es una celebración.

     Esto es el colmo de la desfachatez, Damián la está besando.

     —Lo siento Lucía, pero yo no soporto esto.

     Me levanto de la mesa, paso por el lado de ellos deteniéndome en su mesa.

     —Buenas tardes señorita o señora, espero que pueda disfrutar su almuerzo al lado de mi esposo, él cuando lo desea es muy buena compañía.

     Damián no dice nada, se queda paralizado, la morena se lo queda viendo, pero tampoco dice nada.

     Salgo de allí seguida de Lucía que antes de irse fulminó a Damián con su mirada de odio.

     —Amanda, detente estás caminando muy rápido, te puedes caer, cuidado con tu bebé.

     No le hago caso, me detengo cuando llego al auto.

     —Así como estás no puedes irte a tu casa, vamos a sentarnos por allí a tomarnos un café.

     Nos sentamos en una cafetería al aire libre.

     —Bueno amiga esto complica las cosas, ¿qué piensas hacer? Damián te está engañando, bueno en realidad tú también lo hiciste con la diferencia  que ustedes no estaban casados, ahora hay un lazo de por medio y encima de esto estás embarazada y hasta ahora él piensa que es de él.

     —Con razón se porta tan mal conmigo.

     —Un momento no vengas a justificar,  el espectáculo que acabamos de ver con su modo de tomarte a la fuerza cuando quiere intimidad contigo, tienes que estar clara que la manera como se comporta en la intimidad, no es porque esté enamorado de otra mujer, aunque no lo quieras reconocer él es así, si se comporta de manera violenta cuando tienen relaciones, también lo hará con esta o con otra, la pregunta es, ¿qué piensas hacer?

     —No sé, ahorita no me puedo divorciar, tengo que esperar que el bebé nazca, tampoco puedo pedirle ayuda a mis padres, tú sabes que ellos son muy tradicionalista, no están de acuerdo con el divorcio y aparte de esto, me van a culpar a mi por no haber podido conservar mi matrimonio.

     —También está el contrato prenupcial.

     —Así es, yo no voy a permitir que se quede con mi hijo.

     —¿Y si buscas al papá de tu hijo?

     —¿Cómo lo hago?

     —Déjame eso a mí.

     —Dame su nombre.

     —Augusto Cuevas.

     Lucía empieza a buscar en su teléfono, ella es muy buena moviéndose en la redes sociales, yo no quiero encontrarlo de esta forma, pero las situaciones ahora son otras.

     Encontramos a varios Augusto Cuevas, entramos en sus perfiles, pero ninguno era el que yo andaba buscando.

     —Amanda tú estás segura que ese es el nombre.

     —Claro que sí, lo escuché bien claro.

     —Si es así te engañó, te dio un nombre falso.

     —Y ahora, ¿qué puedo hacer para localizarlo?

     —Sólo nos queda ir al lugar donde lo conociste.

     —Pero ahora no puedo, como hago para justificar ese viaje.

     —Vamos a esperar unos días, luego nos vamos a las cabañas.

     —Lucía temo que  Augusto pueda estar comprometido.

     —Tienes que asumir ese riesgo, si lo está, igual tienes que decirle que tiene un hijo contigo.

     Amanda, ¿te sientes mejor?

     —Sí, ya tengo que irme.

     —Okey vamos a llevarte, si tu marido llega agresivo, no dudes en llamarme, a la hora que sea te voy a buscar.

     Damián no ha llegado, me recibe la señora de la limpieza, me voy directamente a mi habitación, luego bajo a cenar y después me quedo en mi dormitorio leyendo un libro.

     A media noche me despierta el golpe de la puerta al cerrarse, no quiero abrir los ojos, me quedo quieta, pero con el corazón a punto de salir.

     —Amanda despierta, necesitamos hablar.

     Me quedo sin moverme, cuando siento que me quita bruscamente la manta.

     —Te dije que quiero hablar.

     —Está bien, no te molestes, vamos a hablar, pero con calma.

     —Tú eres quien alborota el avispero y quieres hablar con calma.

     —Okey hablemos, desde ahora te digo que quiero el divorcio, tú tienes una amante, así que no veo la razón para estar juntos.

     —Ahora ni nunca te voy a dar el divorcio, yo puedo tener las miles mujeres que yo quiera, pero jamás, escúchame bien, nunca me voy a divorciar de ti.

     —Pero si tú no me amas, entonces porque tenemos que seguir casados.

     —Pueda que tengas la razón, pero se te olvida algo, tú tampoco me amas.

     —Damián tienes una amante, yo te vi con ella.

     —Acaso tienes alguna prueba que yo te engaño, no tienes ninguna, pero yo sí tengo pruebas que tú me engañaste y quién sabe si todavía lo haces.

     Mis piernas se paralizaron, no supe que hacer.

     —¿Pensaste que no lo sabía?, hasta cuándo ibas a permanecer con la mentira, crees que no sé que el hijo que llevas en tu vientre no es mío. 

    ¿Sabes?, por un momento llegué a pensar que era mío, pero se me ocurrió la brillante idea de llamar al doctor para preguntarle cuánto tiempo tenía mi bebé y ocurrió el milagro, mi hijo está creciendo más rápido de lo normal. " Señor Damián su hijo tiene dos meses"

     Ahora me pides el divorcio, ¿para qué?, ¿para irte con él?, pues no señora, parece que a usted se le olvidó el contrato " El primero de los cónyuges que le sea infiel al otro, este se va de la casa sin nada, todos los bienes se los deja al otro, incluyendo a los hijos" 

    —No te pienso dejar a mi hijo, si quieres quédate con todo lo mío, pero mi hijo es mío.

     —Así embarazada no te puedes divorciar y si después que nazca el niño o niña, sigues con el empeño de divorciarte, con una simple prueba de ADN, se comprueba que el niño no es mío, pero aún así se queda conmigo.

     —¿Qué es lo que quieres?

     —Te quiero a ti, aquí en la casa, hasta que a mí me dé la gana, ese va a ser tu castigo, tú dirás si lo aceptas, si o no.

     —No te entiendo, si tienes una amante, no sería mejor para todos que nos divorciemos, así tú te casarías con ella.

     —¿Quién te dijo, qué yo quiero casarme con ella.?

     Yo me casé contigo para toda la vida, así que te aguantas hasta que estemos viejos, esta fue la cárcel que tú escogistes, así que no te quejes mi amor.

     Y te advierto si llegó a descubrir que te sigues revolcando con el papá de tu hijo, lo mató, de eso puedes estar segura.

     Y a partir de esta noche, duermo en otra habitación, allí puedo meter a quién yo quiera y también puedo venir para esta habitación cuando a mí me plazca, está claro esposita.

     No te preocupes te voy a dejar tranquila por unos buenos meses, quizás hasta que el niño nazca, no quiero que tengas problemas con el embarazo, mi hijo tiene que nacer sano.

     Salió de la habitación, así como entró, golpeando la puerta tras de si, yo me quedo sin habla, ¡Dios! ¿Con quién me casé?, ¿en qué momento este hombre cambió?, o quizás siempre fue el mismo y yo no lo supe ver, las personas no pueden cambiar de la noche a la mañana, esto es su propio yo, no supe ver las señales, estaba ciega, Damián era un buen partido, presidente de una compañía, viene de familia adinerada, es guapo, no se le puede quitar que es hermoso, todo eso me nubló.

     En ese momento siento un movimiento en mi vientre.

      —Tranquilo bebé, mami no te va a dejar, pase lo que pase, mami siempre estará contigo, si es de quedarme con este loco en esta casa, pues me quedo, pero siempre contigo, quizás algún día conozcas a tu.papá o quizás no, el tiempo tiene la última palabra.

     Ya lo decidí voy a buscar a tu papi, no sé si cuando lo encuentre él te acepte o te niegue como su hijo, pero no importa, yo cumplo con informarle que esa noche de pasión en su cabaña te concebimos, aquí estás bebé, jamás te voy a abandonar, con o sin papá siempre estarás conmigo.

    .

    

     

     

     

    

      

     

     

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