Capítulo 3: La operación de Adrián

     —Adrian Augusto,por favor hijo tienes que calmarte, trata de relajarte, ya la enfermera te puso el tratamiento, ahora trata de tranquilizarte, para que se te calme el dolor.

     —Mamá me duele mucho la cabeza y tengo la vista borrosa.

     —Lo sé amor, en medio de todo demos gracias a Dios que el tumor es benigno, pero es necesario la operación, como nos explicó el doctor tienen que extirpar el tumor; todo tumor maligno puede correr el riesgo de malignización, está creciendo y eso no es bueno.

     —Mamá tengo miedo.

     —Sí mi príncipe, yo también lo tengo,  pero tengo la esperanza que todo va a salir bien, tenemos al mejor neurocirujano del país él está muy seguro del éxito de la operación, hijo tomaste una buena decisión, operarte es la mejor solución.

     —Sí mamá, lo sé, pero a qué precio, seguramente voy a estar muchos meses en rehabilitación.

     —Hijo lo que quiero es que estés tranquilo, el doctor Luján te lo dijo, necesitas desestresarte, pensé que el viaje a la cabaña te iba a dar un poco de paz, me arrepiento de no haberte acompañado.

     —Mamá no te ofendas, pero yo construí esa cabaña para mí, sólo para mí, yo quería estar solo.

     —Si ya lo sé, ni siquiera a tu novia la  has llevado a la cabaña y bastante que te lo ha pedido, bueno seguro cuando sea tu esposa la vas a llevar.

     —No lo creo.

     —¿Por qué dices eso?, cuando se casen tienen que compartir todo, incluyendo la cabaña.

      —Mamá vamos a organizarnos, primero está mi operación y después lo demás.

     —Camelia me llamó, me dijo que tiene días llamándote y no le contestas, tampoco le regresas la llamada.

     —Mamá no quiero hablar de Camelia.

     —Principe, yo te entiendo, sé que ahorita no quieres hablar con nadie, pero en estos momentos es cuando más necesitas de las personas que te aman.

     —Mamá, ¿estás segura del amor de Camelia?

     —Sí hijo, ustedes se conocen desde niños, sus padres han sido nuestros amigos por muchos años, yo creo que una de las cosas más importantes para un matrimonio es que se conozcan y ustedes prácticamente se han criado juntos, yo no dudo que ella te quiera, sé que no es el momento, pero tengo que preguntar, ¿tú amas a Camelia?

     —Mamá yo creí que la amaba, pero ahora no lo sé.

     —Te voy a pedir que ahora no tomes decisiones apresuradas, tienes que operarte esa es nuestra prioridad, después cuando estés más calmado decides si sigues o no con ella.

     —Mamá y si no hay un después 

     —Hijo no digas eso, ya el doctor nos confirmó que tú tumor es benigno, 

     —Yo sé que eso te duele, pero tengo que hablarlo, ese bendito tumor, aún  siendo benigno me está matando, el dolor es muy fuerte, y estás náuseas constante, ya mi vista está borrosa,  ¿y si me quedo en la mesa de operación? ,  ¿y si al momento de extirpar el tumor se dañan las células sanas del cerebro?

     —Mi niño, mi príncipe, tienes que tener fe, vas a vivir, tú verás,  confiemos en el doctor con su ayuda, con ayuda de los especialistas, con la rehabilitación y con todos los que te amamos, vas a salir muy pronto de esto.

     —Eso espero mamá, porque prefiero morir a quedarme como un muerto en vida, está decisión la tomé por ti mamá, -muy dentro de mí, me dije: " y por ti Amanda, al salir de esto, te voy a buscar, necesito aclarar esto que dejaste en mí"

     —Mi niño, descansa , mañana tienes que estar relajado.

     Al salir mi mamá de la habitación, entra el huracán de mi amigo David. 

     —Hola galán, ¿cómo están los ánimos?

     —Esperando amigo.

     —Y ese corazón, ¿cómo lo tienes?

     —Todo enredado amigo, cada día estoy peor, con ganas de meterme en las redes y buscarla.

     —¿Por qué no lo haces?

     —No puedo, ahorita no, que le voy a decir, "hola, soy Adrián, te conocí en las cabañas de Tabares, desde el día que te conocí no duermo, no como, sólo pienso en ti"

     —Bueno amigo, el que desapareció fuistes tú, ella se quedó allí, seguramente te buscó al día siguiente y al otro y tú desapareciste.

     —¿Qué querías que hiciera?, mira lo que me espera, así como estoy no puedo tener a ninguna mujer a mi lado.

     —¿Por eso estás alejando a Camelia?

     —No, el alejamiento con Camelia comenzó mucho antes que me dieran el diagnóstico del tumor cerebral, lo que pasa es que no quiero lastimarla, tampoco quiero faltarle el respeto a sus padres, he querido que sea ella quien tome la determinación de dejarme, es más ella no es tonta, sabe que hay algo que cambió entre nosotros, pero se hace la loca.

     —Amanda fue el detonante para darte cuenta que ya no amabas a Camelia.

     —Así es, me llamarás loco, porque no es posible que una sola noche sea suficiente, pero ya hace dos meses que estuve con Amanda y aún conservo el olor de su cuerpo, de su pelo, tú sabes que yo aparte de Camelia he tenido otras novias, no soy un santo, me he involucrado con otras mujeres, pero con Amanda fue diferente, esto jamás lo había sentido, estoy loco mi hermano, quiero operarme ya, para recuperarme y luego salir a buscarla, bueno si Dios me lo permite y no me quedo en quirófano.

     —No digas eso ni en juego, mañana te hospitalizan para prepararte para la operación, ten fe mi hermano, tú vas a salir de esto.

     —David te voy a pedir una cosa, si salgo vivo de la operación, tú vas aprovechar el tiempo que yo pase en recuperación para buscarla, en cuanto yo mejore, no sé cuánto tiempo voy a pasar para lograrlo, pero cuando lo haga, esa será la primera noticia que me vas a dar, ¡qué ya la encontraste!.

     —No te preocupes mi hermano, vaya a operarse tranquilo que yo me encargo, eso sí, cobro caro, mejor detective que yo no vas a encontrar.

     —Sabes lo que más me duele si me llego a morir.

     —Amigo te dije que no hablaras de muerte.

     —Tengo que hacerlo.

     —Okey amigo, entonces, ¿qué es lo que más te duele?

     —Que no fui papá, que en este mundo  no me dieron la dicha de tener un hijo.

     —Hermano, yo tampoco tengo hijos.

     —Entonces es hora que se enserie, búscate una novia y ten un hijo, si yo salgo de esto lo voy a tener.

     —¿Con Camelia?

     —No, con Amanda.

     —No has pensado que puede tener novio o en el peor de los casos estar casada.

     —Si lo he pensado, pero no me importa, igual la busco, algo me dice que ella está esperando por mí.

     —¿Crees que te haya buscado?

     —No lo sé, al presentarnos le di mi segundo nombre, Augusto, creo que le costará un poco encontrarme.

     —Cuando se quiere todo se logra, ahora te dejo amigo, tienes que descansar, mañana estoy aquí bien temprano para acompañarte al hospital, mañana es el gran día.

    ADRIÁN AUGUSTO EN EL HOSPITAL.

     Ahora sí, estoy en la habitación del hospital esperando que me vengan a buscar para llevarme a quirófano.

     Mi mamá trata de disimular, pero tiene los ojos llenos de lágrimas, mi papá no deja de apretarme la mano, como queriendo detenerme, Camelia está en un rincón de la habitación, David como siempre mirando de reojo  a la enfermera.

     —Adrian ya estamos listos, -es el doctor Luján- es hora de irnos, despídase con un hasta luego, porque usted regresa.

     Mi mamá no pudo disimular más y me abraza llorando.

     —Mi príncipe, te voy a esperar, de aquí no me muevo, prométeme que vas a regresar, promételo Adrián, no me muevo de aquí hasta no escuchar de tus labios esa promesa, necesito oírla.

     —Sí mamá, te lo prometo, voy a regresar, espérame.

     Camelia también me abrazó y me besó en los labios, yo no pude responderle, en ese momento deseaba que Amanda estuviese conmigo.

     —Amigo, yo también te voy a esperar, aquí voy a estar.

     Después del abrazo de David, me llevaron a quirófano.

     —Ya la operación lleva varias horas, ¿señora Daniela le gustaría tomar un té?

     —Gracias David, pero no quiero nada.

     —David no le hagas caso, por favor anda al cafetín y traele una manzanilla.

     —¿Camelia me quieres acompañar?

     —Sí, voy contigo.

     —David quise acompañarte, porque quiero hacerte una pregunta, tú eres el mejor amigo de Adrián, necesito que me digas la verdad, ¿Adrián ya no me ama?

     —No crees que esa respuesta quién te la tiene que dar es Adrián, no yo.

    —Tienes razón, pero es que últimamente está muy raro conmigo.

     —No te parece suficiente razón para estar raro, que su operación.

     —Yo lo sé, pero algo me dice que no es por su operación, yo conozco a mi novio y sé que me está ocultando algo y tú lo sabes.

     —Pues no lo sé, yo creo que ahora, en este momento lo más importante es la operación de Adrián, no me parece que estemos hablando de algo estúpido, mientras mi amigo está en un quirófano debatiéndose entre la vida y la muerte.

     —Disculpa no me imaginé que mi pregunta te iba a molestar tanto.

     —Pues sí me molesta, tú llevas varios años de novia con Adrián y ahora en estos precisos momentos cuando tu novio necesita de toda tu atención, tú solo te preocupas en preguntar si te ama o no, no te parece eso una necedad de parte tuya, lo más sensato es que esperes a que tú novio mejore, bueno si es que quieres esperar y luego le haces la pregunta si te ama o no.

     Camelia, molesta me deja en el cafetín, yo retiro el té de la señora Daniela y me voy a la habitación.

     No sé cuántas horas esperamos, cuando vemos al doctor Luján que entra a la habitación.

     —Doctor, ¿cómo salió la operación?, ¿cómo está mi hijo?

     —Cálmese señora Daniela, la operación fue todo un éxito,en estos momentos Adrián está en la sala de recuperación, después lo traen a la habitación, pero recuerden lo que hablamos, el periodo de recuperación es muy largo, tienen que tener mucha paciencia con él.

     —Doctor, -habló Camelia -de cuánto tiempo estamos hablando.

     —En realidad no les puedo dar un tiempo exacto, pueden ser meses, pueden ser años, todo depende también de la voluntad de Adrián y los cuidados que le den, el tumor era muy grande, si esperamos más tiempo, le hubiese dañado las células sanas del cerebro.

     —Por ahora no hablemos de tiempo lo importante es que mi hijo está vivo y me cumplió la promesa, regresó, está de nuevo conmigo, lo amo y es lo único que me importa, después nos enfocaremos en su rehabilitación, gracias doctor no sé cómo agradecerle todo esto que ha hecho por mí Adrián, él se va a recuperar, yo lo sé, él es un guerrero, igual que su padre.

     

     

     

     

      

     

     

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