Adrián y Amanda, ella famosa escritora historias románticas, faltando sólo un mes para contraer matrimonio decide retirarse a una cabaña en un lugar solitario lejos de la ciudad, sólo con el único propósito de terminar su libro; él es un brillante arquitecto, amante de la naturaleza y los deportes extremos, sobre todo las carreras de autos. Por azares del destino se conocieron en ese lugar; era de noche y ella se encontraba perdida dentro de la espesa montaña; solo bastó una mirada, una minúscula cercanía entre ambos, para que se encendiera la llama de la pasión, pasión que nueve meses después se materializó en un hermoso niño. Lastimosamente sólo fue una noche, sin conocer mucho el uno del otro tuvieron que separarse, de esta manera cada uno continúo con su vida; ella se casó un mes después con su prometido y él se sometió a una riesgosa intervención quirúrgica . El esposo de Amanda resultó ser un abusador, la sometió a muchos maltratos físicos y psicológicos; ella con la ayuda de una amiga decide buscar al padre de su hijo; allí comienza la odisea: problemas con su pareja, con sus padres, conflictos y secretos ocultos de las familias.. Por el lado de Adrián, la cosa se puso fea, después de la operación tuvo que someter su cuerpo a mucho dolor, para volver a ser el hombre de antes. Renació de nuevo para buscar a Amanda, la mujer que lo había cautivado y ahora sí podía ofrecerle un futuro prometedor. Después de muchos años se vuelven a encontrar, se ven a escondidas dónde se pelean, pero luego se entregan al amor, Ahora que lograron encontrarse, ¿alcanzarán el sueño anhelado? ¿Tendrán un final feliz como las historias escritas por Amanda?
Leer másHOSPITAL DEL PUEBLO. Al día siguiente de estar recluida en el hospital llega Lucía con Franklin. Entra a la habitación, al verme corre hacia donde estoy acostada y me abraza —Amiga, perdóname, te quiero, esto es culpa mía, si no me hubiese peleado contigo, esto no hubiera pasado, te viniste sola para este pueblo, eso no me lo perdono. ¿Me perdonas?, dime qué me perdonas, tu amistad es lo más grande que yo tengo, tú eres mi familia, eres mi hermana. —Lucía, yo lo sé, tú eres para mí como la hermana que nunca tuve, tú también tienes que perdonarme, debí ser más sincera contigo, pero esto que ocurrió en lugar de separarnos debe unirnos más, de ahora en adelante no más mentiras, no debemos ocultarnos nada, más que amigas somos hermanas. Lucía me abraza y así nos quedamos por un buen rato, Franklin y Adrián nos miran complacidos, felices por nuestra reconciliación. CASA DE LOS PADRES DE AMANDA. Ya han pasado tres meses desde la muerte de Dam
HOSPITAL DEL PUEBLO. —Amor ya estoy aquí. —¿Dónde estabas? —Salí un momento, pero ya estoy contigo. —¿Dónde está Armandito? —Amor, no te preocupes, él está bien, está en la casa con Mariela, duerme un rato, yo voy a estar aquí, quiero que cierres tus ojitos. Así lo hace, cierra sus ojos y se queda dormida. Me quedo a su lado, no sé cuánto tiempo, cuando escucho la puerta al abrirse. —Adrián, ¿cómo está mi niña? El papá de Amanda entra a la habitación con su esposa y David. —Ella está recuperándose, le hicieron varios estudios y está bien, sólo tiene los moretones del golpe. —Y ese desgraciado, ¿dónde está? Le hago señas para que se calle y salimos afuera. La mamá de Katerine se queda en la habitación con Amanda, mientras nosotros salimos al pasillo. —David, ¿quién pilotó la avioneta? —Yo, deja de preocuparte, todo está bien, tengo mis papeles en regla. —Ahora cuéntame todo lo que pasó. —Lo que to
PUEBLO COSTERO. —Amor, voy al centro a comprar unas herramientas que necesito para arreglar la puerta de la cocina. —Okey, compra frutas. —Me llevo a Armandito, voy a tardar un poquito. —Está bien, voy aprovechar que estoy sola para escribir. Adrián se va y yo me voy al jardín, me siento en una silla de descanso cerca de la piscina, con un termo de café y mi laptop. Ha transcurrido como una hora, cuando me levanto, me dirijo a la cocina para tomar agua, al llegar a la cocina escucho el timbre de la puerta. —A Adrián siempre se le olvida llevarse la llave, pero que raro me dijo que iba a durar un poco y sólo ha transcurrido una hora. Bueno voy a abrir, se terminó el silencio en esta casa, ya llegó mi terremoto. —Voy, ya deja de tocar. Al abrir la puerta, mi cuerpo se queda paralizado, no puedo creer lo que estoy viendo, delante de mí está Damián. —¿Qué pasa? No soy un fantasma, soy tu querido esposo. —En ese momento rea
PUEBLO COSTERO. —Aló, buenos días. —Buenos días señor Adrián. —Con quién tengo el gusto. —Está hablando con el papá de Amanda. En ese momento me sentí tambalear, el papá de Amanda me está llamando a mí. —Necesito conversar con usted, ¿lo podemos hacer ahora? —Disculpe, lo que sucede es que no estoy en la capital. —Lo sé, ya sé que se encuentra con mi hija, ¿ella en este momento se encuentra con usted? —No, estamos un poco alejados, ¿quiere hablar con ella? —Me gustaría, pero por ahora sólo quiero hablar con usted. —Muy bien, puede hacerlo. —Señor Adrián, ¿usted ama a mi hija? —La amo como un desesperado. —Sí la ama tanto, ¿por qué permitió que se casara con Damián? Tengo entendido que Armandito fue concebido antes de su matrimonio, entonces no entiendo porque no interrumpió esa boda. Cómo decirle al padre de la mujer que amo, que para ese entonces éramos unos completos desconocidos, como decirle q
CASA DE LOS PADRES DE AMANDA. —¿Qué pasa viejo? Te noto preocupado, presiento que algo me estás ocultando, tienes muchas horas con esa cara de angustia. —No tengo nada, no te preocupes. —Disculpa, pero yo no soy una niña, así que cuéntame lo que está pasando. —Está bien te lo voy a contar, pero no quiero más injusticia de parte tuya hacia tu hija, es hora que te pongas de su lado, eres su madre, ella en este momento te debe estar necesitando más que nunca. —Por Dios habla, ahora sí me pusiste nerviosa, dime lo que pasa con Amanda. —Amanda dejó a Damián, se fue de la casa. —Bueno y esa muchacha es loca, como se le ocurre dejar a su esposo, sin ninguna razón. —Te das cuenta porque no te quería decir nada, ya la estás juzgando sin saber los motivos, pareciera que el hijo tuyo es Damián y no Amanda. Si continúas insultando a tu hija, no te digo más nada. —Okey, no pienso abrir más la boca, dime lo que sabes. —Llamé a Damián para preguntar por Amanda y Armandito, me dijo que Aman
PUEBLO COSTERO. —Hola mamá. —Hola hijo, ¿ cómo estás, te sientes bien? —Sí mamá todo está bien. —Estoy preocupada por tí, ya tienes un poco más de dos semanas que no veo tu cara, necesito verte, ¿puedes venir hoy a visitar a tu mamá? —No puedo mamá, no estoy en la ciudad. —¿Estás de viaje de negocios? —No mamá, no es un viaje de negocios. —Por Dios Adrián, ¿me puedes explicar qué pasa? —Por ahora no te puedo explicar mucho, pero para tu tranquilidad, estoy feliz, por primera vez en muchos años, soy feliz. —Eso me alegra, ¿estás con Camelia?, según ciertos rumores ustedes estaban saliendo de nuevo. —No mamá, no estoy con Camelia y no estaba saliendo con ella, sólo lo hice una vez, pero lo mío con Camelia, definitivamente terminó. —Ahora menos entiendo, ¿a qué se debe tanta felicidad? —Después te explico los detalles, pero voy a compartir un poco de mi felicidad contigo. —Dime, que ya me tienes en suspenso.
Último capítulo