Capítulo 6
Llevo largos minutos con la directora y todo porque me dijo que esperara un momento. Estoy segura de que no le agrado a esta señora. Lo noté desde que pisé su oficina, me miró de una manera tan rara, tanto que creí ver sus ojos oscurecerse un poco ¡algo muy extraño! Es difícil de explicar, pero son tonterías mías. —¿Me mando a llamar Doña Victoria? —pregunta una mujer de piel muy blanca con su cabello negro recogido entrando a la oficina. —Si, quiero presentarte a la nueva estudiante Taimy Johnson —la directora me señala. —Así que tú eres la nueva —la mujer se cruza de brazos mientras me echa una ojeada de arriba hacia abajo con mucho desdén. Trato de ignorar eso y me concentro en la ropa que anda puesta, me da mucha gracia parece de circo. Lleva un vestido largo como cinco dedos mas abajo de las rodillas, color rojo con cuadros negros, tiene un escote de tortuga negro con unos botones dorados y mangas largas hasta los codos. —Taimy, ella es Olga la prefecta de este Instituto y mi mano derecha —manifiesta Victoria presentando a la antipática mujer. —¿Prefecta? —frunzo el ceño. —Si, es la encargada de establecer el orden y el comportamiento académico. —¡Oh vaya! —recitó confusa—. Nunca antes había escuchado el término de «prefecta» —Es de esperarse, vienes de un lugar en donde el orden y la disciplina no existe —habla la disque prefecta con un tono despectivo. ¿Y está quién se cree? —¿Disculpa? —expresó de manera molesta?—. ¿Qué está queriendo decir con eso? Ella sonríe descaradamente. —Tranquila, yo solo digo que como vienes de un colegio público y de un pueblo sencillo es normal que carezcas de valores, pero aquí los aprenderás y sobre todo a comportarte como se debe. ¡Maldita payasa detestable! —Oiga usted ni siquiera me conoce para que se exprese así de mi —declaró con enojo—. así que, le voy a dejar algo bien claro ¡SEÑORA! —alzo mi voz dando un paso hacia ella—. el hecho de que venga de un pueblo y colegio humilde no le da el derecho de hacerme sentir menos. El rostro de la mujer se desencaja e incluso sus ojos se tornan negros como un tizón. Si pensó que me iba a quedar callada ante su humillación esta muy equivocada. Eso, así es. —Y con su permiso Doña Victoria, yo me retiro de aquí —agarro mis cosas y salgo de la oficina no sin antes fulminar a esa detestable. Que mujer más odiosa, juro que deseaba desgreñarla. ¿Quién diablos se cree para opinar así de mí? Al pasar frente a las secretarías ellas posicionan sus miradas en mí. De seguro escucharon parte de la conversación. Era obvio si grite como loca. Sigo caminando y antes de poner un pie fuera de la dirección siento un fuerte jalonazo en el brazo que me voltea al instante. —¡No te voy a permitir que me hables así niñita! —vocifera la mujer vestida de payaso apuntando con su dedo índice en mi cara. —¡SOY YO! —le gritó fuerte quitando mi brazo de su agarre de manera brusca—. La que no le permito que me humille, si es verdad vengo de un pueblo sencillo justo como usted lo expresó y además de un colegio público y ¿sabe qué? estoy muy orgullosa porque ahí mismo he aprendido los valores y el respetó que a usted le falta —apuntó mi dedo índice hacia ella—. Sin importar la clase social o de donde vengamos todos merecemos ¡Res-pe-to! —hago énfasis en la última palabra con mucha irritación. El corazón me galopea muy fuerte. A mi alrededor visualizó muchas personas contemplando lo que sucede con mucha diversión. Y a algunos los escuchó gritar cosas como: «¡Así se habla!» «Pero... ¿de dónde salió esta chica tan grandiosa?» «¡Bien dicho!» «Le dieron matarile a la prefecta» «JA JA JA...» las constantes carcajadas estallan en el sitio. —¡BASTA YA! —aparece la directora gritando furiosa—. Vayan al Dormitorio Estudiantil, ¡AHORA! Todos los estudiantes salen corriendo de la dirección y aprovecho para desaparecer en medio del tumulto. Qué momento más incómodo e humillante acabo de pasar, no me explicó como alguien así puede ser la encargada de la disciplina y el orden académico si no tiene respeto hacia las personas. Es algo tonto. Si esa vieja pensó que me podía pisotear se equivocó. Desdobló la hoja que aún sostengo en mi mano donde dice el dormitorio que me corresponde y mi horario de clases. Vuelvo a leerla y no tengo ni idea de lo que esta aquí escrito, no sé cómo voy a llegar al Dormitorio Estudiantil si este Instituto es enorme, hasta juraría que ya estoy perdida. No sé dónde rayos estoy. Sigo caminando sin saber el rumbo y cuando me desvió a un pasillo a la derecha abruptamente choco con alguien y producto de ello le botó unos libros que cargaba en su mano. ¡Que día más desastroso! —Lo siento... no fue mi intención —digo apenada agachándome para ayudar a levantar los libros del suelo. —Tranquila no te preocupes, fue mi culpa venía algo distraída —escuchó la voz de una chica. Al verla de forma inmediata la reconozco. Es una de las chicas amables que nos recibió a Tess y a mí en la Residencial Hamilton Crue. Pero, que pequeñito es el mundo. —¡Hola! —notó la sorpresa en su rostro cuando me pongo de pie—. ¿Te acuerdas de mí? —Claro que si, eres Luna ¿cierto? —ella asiente. —Espera... tú, ¿Tú eres la de la beca? —pregunta con el ceño fruncido. —Sí —afirmó. Ella hace una mueca llena de desconcierto o eso distingo. —Jamás me imaginé que... —entrecierra sus ojos y deja la frase pausada. —¿Qué cosa? —Ah, nada olvídalo —hace un ademán con su mano restándole importancia y sonríe—. Todo el Instituto está hablando sobre ti, por cómo te enfrentaste a la generala. Estuvo muy bien lo que le dijiste, eres la primera que la pone en su lugar te felicito por eso —declara orgullosa levantando la palma de su mano para que se la choque. —¿Generala? —alzo mis cejas con una media sonrisa mientras palmeo mi mano con la suya—. Ese nombre le queda muy bien, lo único que espero es no volver a tener problemas con ella. —No te preocupes, le haremos la vida imposible —me da un pequeño codazo amistoso. Después de todo, es bueno encontrar a alguien conocido, cosa que no esperaba. Fue toda una sorpresa para mí. —¿Me puedes ayudar a encontrar el Dormitorio Estudiantil? es que la verdad no sé donde es —le extiendo la hoja, la lee rápido y sonríe. —Te tocó en el mismo dormitorio que yo, vamos te llevo —agarra mi brazo y me jala junto a ella. Recorremos una infinidad de pasillos y en cada uno hay varios estudiantes que al verme pasar me miran fijamente ¡Que vergüenza! ya todo el Instituto sabe quien soy todo por culpa de la discusión que tuve con la generala vestida payaso. Más adelante, bajamos unas escaleras y transitamos un extenso pasillo solitario, no se encuentra nadie allí abajo, pero cabe resaltar que la iluminación es muy buena. Atravesamos un pequeño pasadizo en donde las paredes están decoradas de un paisaje de bosque con muchos lobos. Es una ilustración muy bella. Al final, salimos a un pequeño patio lleno de muchas flores, subimos tres escalones de piedra y diviso una casa lujosa de dos plantas que tiene ventanas las cuales dice Luna son polarizadas. Ahí es el Dormitorio Estudiantil. La casa tiene una forma curva en su parte central con una estructura de vidrio que sobresale ligeramente, sostenida por columnas. Parece construido con ladrillo rojo y tiene amplias superficies de cristal, lo que permite una gran entrada de luz natural. Las ventanas son grandes y están distribuidas en secciones verticales, dándole una apariencia abierta y luminosa. Al frente hay un área verde bien cuidada con césped, árboles pequeños y faroles. Una vez entramos, quedo fascinada. En la entrada hay una pequeña sala de estar con sillones acolchados color beige, más adelante por el pasillo izquierdo se haya un comedor con un mueble que trae un grifo de aluminio, plantilla eléctrica de dos discos, coffe maker, una olla rosera y en una esquina hay un refrigerador. También posee una mesa circular de madera con sus respectivas sillas alrededor. Contiguo a ese pasillo, se encuentra una biblioteca, la cual esta sumamente ordenada, con muchos libros clasificados según su categoría. Nada que ver con mi colegio anterior solo desorden. Por el otro lado, en el pasillo izquierdo se localizan unas escaleras así que sigo a Luna y subimos. Al llegar arriba se muestran dos entradas cada una tiene un cartel guindado arriba que dice: "Hombres y en la otra "Mujeres". Luna me explica que es la entrada a los dormitorios, y que tanto los hombres como las mujeres tienen su propio espacio. Ella me guía por el pasillo derecho, la zona exclusiva de mujeres. Todas las paredes del pasadizo son rosado claro, el piso es igual al que contiene el Instituto —cerámica color crema de porcelanato— El area contiene sus números de dormitorio en orden y afuera de cada uno hay un baño con su respectiva ducha. Y en una esquina hay un ventanal, donde se ubica un lindo balcón. El "Dormitorio 1" es en el que me tengo que instalar. Entró seguido de Luna y al igual como todo lo que he observado aquí me maravillo al instante al apreciar la belleza del interior. La habitación es enorme, hay doce camas en total, perfectamente alineadas a ambos lados, vestidas con sábanas y cobijas de raso rosa, lucen cabeceras doradas finalmente talladas con motivos florales. Los armarios son altos y elegantes están adornados con moldeduras dorados y remates ornamentales al igual que los pequeños cajones con una lampara situados a la par de cada cama junto a los armarios. En el centro del dormitorio hay una alfombra bordada en tono marfil y rosado marcada en dirección a la gran ventana. Cubierta por una cortina de tela suave y terciopelo rosa. —¿Y qué opinas te gusta? —me pregunta Luna dando un giro rápido con las palmas de sus manos abiertas. —Si bellísimo.—contestó mientras inspeccionó todo alrededor. —Aquí dormirás —me indica mientras quita un plástico transparente que cubre la cama. Mi cama queda en la esquina casi a la par del gran ventanal en donde se puede observar el bosque con gran detalle «eso me gusta» Tengo mucha curiosidad por ir a explorar ese lugar. —¿Te gusta la vista? —Luna se acerca a mi lado cerca del ventanal mientras yo contemplo el exterior. —La verdad si. —Nunca vayas ahí Taimy —susurra en un tono bajo mientras se aleja. —¿Por qué? —preguntó confusa girándome hacia ella. —Solo hazme caso —se devuelve y agarra mis manos—. Si quieres salir o algo yo te puedo acompañar, pero por ningún motivo vayas sola al bosque por favor —me da una mirada de súplica, que la verdad me deja muy intrigada. —Está bien —digo dudosa. Esto es muy raro. ¿Por qué Luna no quiere que vaya al bosque? No se ve para nada peligroso, al contrario es espléndido e interesante. —Con permiso... —escuchó que dice alguien mientras toca la puerta. Luego entra una chica de pelo corto por lo hombros la cual viste con un enorme suéter negro que le llega hasta las rodillas y sus zapatos negros son unos burros altos del mismo color que el jersey—. ¿Taimy Johnson? —cuestiona dirigiéndose a mí. —Eh, si soy yo —contestó. —Te necesitan en la dirección —ella continua caminando y veo como se tira en una de las camas. —¿Quieres que te acompañe para que no te pierdas? —me pregunta Luna. —No tranquila —le sonrió encaminándome a la puerta —. me acuerdo del camino, ya casi vengo —le digo antes de salir del dormitorio. ¿Para qué me necesitan en la dirección? Ah claro, de seguro la directora quiere hablar conmigo respecto a lo sucedido hace un rato con su «prefecta» ¡Genial! Mi día no puede terminar peor. Transito el mismo camino dentro del Instituto y después cuando voy a girar en uno de los pasillos me detengo cuando escuchó a unas chicas conversando sobre mí en el área de los casilleros. Así que me escondo detrás de una gruesa columna de cemento. —Muy valiente la chica nueva ¿no lo creen? —dice una chica de cabello pelirrojo acolochado y pecas en sus pómulos—. Aunque, no comprendo como la directora permitió que ingresara a este lugar aún sabiendo que puede ser un peligro. ¿Peligro? ¿Por qué un peligro? —No lo sé, según lo que oí fueron órdenes del Gobierno Estudiantil del Estado y supongo que debido a eso Doña Victoria no se pudo negar —comenta otra muchacha medio gruesa de cabello negro que tiene recogido en una coleta alta. —Esa chica tiene mucho coraje por haberse enfrentado así a la generala —expresa la otra joven morena de cabello ondulado color café abriendo un casillero y colocando unos libros dentro de el—. Y cambiando de tema... ya se dieron cuenta que ya llegaron los chicos y Damián como siempre está más guapo que nunca —se muerde los labios y hace una cara sumamente rara. —Yo escuché que Damián le dijo a sus amigos que a lo mejor la chica nueva es una mocosa malcriada que le gusta llamar la atención —masculla la chica pelirroja metiéndose un chupete en forma de corazón a la boca—. Y después de semejante espectáculo que ocasionó con la generala puede que tenga razón. ¿QUÉ? ¿Quién diablos es ese idiota, que habla sin siquiera conocerme? —Ja-ja-ja —se ríe una de ellas a carcajadas la cual no distingo—. ¿En serio? —Damián el experto de mujeres —se mofa la morena. Ese tal Damián me va a conocer. Le doy un manotazo a la pared y sigo mi camino hacia la dirección. Una vez allí una de las secretarías me mira y alza su mano haciendo una seña para que me acerque. —¡Taimy por aquí! Ahora todos conocen mi nombre a la perfección, y no solo eso, la mayoría se cree con el derecho de opinar cosas sobre mi. Eso es algo bueno ¿no? ¿Que tiene de bueno? Si me describen como lo peor. Al menos, es un alivio que no fue la directora quien me mando a llamar. —Tengo que darte tu uniforme y necesito que me firmes una hoja para colocarla en tu expediente —explica mientras rebusca unos papeles—. ¡Ay no puede ser! —exclama llevándose una mano a la frente. —¿Está todo bien? —le pregunto ante su conducta apoyando mis manos en su escritorio. —Lo qué pasa es que tenía dos bolsas, en una de ellas había un folder con unos papeles, y en la otra estaba tu uniforme con la hoja que tenías que firmar y creo que accidentalmente le entregue la bolsa tuya a Gael para que se la diera a Damián. —Ahh... ¿Damián? —inquiero curiosa. —Si una de las bolsas era de Damián y cómo vi a Gael un compañero de dormitorio de él le pedí el favor para que se la entregara —explica apenada. JA, pero que maravilla. Este pequeño accidente resultó bastante provechoso. —No te preocupes yo puedo ir a hablar con él para intercambiar las bolsas —pongo mis manos detrás de mis bolsillos traseros del pantalón. Esta es mi oportunidad para conocer al idiota ese. Bien dicho. —Si me parece bien —ella me pasa una bolsa blanca—. Pero... si sabes, ¿quién es él? —pregunta con una ceja arqueada. —Aún no, pero pronto lo conoceré. —Cualquier cosa le pides ayuda a alguien, porque es prohibido que las mujeres vayan al área de los hombres igual al revés, si quieres puedo llamar a la prefecta para que vaya y así... —¡NO! —exclamó cortándola al instante—. Le pediré ayuda a alguien. —Está bien —asiente con su cabeza—. La hoja esta dentro de la bolsa cuando la firmes me la traes por favor. Asiento, y me doy la vuelta para marcharme de la dirección. Me dirijo rumbo al Dormitorio Estudiantil de nuevo decidida a encontrar al tal Damián. Figuró que tendré que ir a los dormitorios de hombres a buscarlo, aun así sea prohibido no me importa, esa es la única manera de enfrentar al idiota ese. Subo las escaleras y una vez arriba doblo a la izquierda caminando hacia el área de los hombres. Me quedo unos segundos parada en el umbral de la entrada imaginando los miles de problemas que esto me puede causar, pero me armo de valor, cuento hasta diez y entro. El pasillo es exactamente igual al área de las mujeres solo que las paredes son de color celeste claro y los dormitorios están ordenados de igual forma. Miro hacia todos lados buscando algo o a alguien que tal vez me pueda decir donde encontrar a Damián y cómo si la vida me sonríera, observó salir a un chico del baño —no lo distingo pues está de espaldas— y escuchó cómo otro lo llama así que rápido me oculto detrás de un basurero grande amarillo para no ser vista. —¡Gael! —grita y se posiciona frente a él, se saludan con el puño. ¡Bingo! —Necesito que me prestes tu computadora un momento. —Claro, está encima de mi cama —dice el chico llamado Gael. Él está de espaldas. —Gracias amigo —él hace una seña de «okey» y camina al dormitorio número uno. Por lo menos ya sé a cuál dormitorio tengo que ir. No puedo visualizar bien a los chicos, sin embargo me acuerdo que la secretaria dijo que Gael es compañero de dormitorio de ese Damian, así que esperó a que el chico saliera para proceder El muchacho no tarda nada en salir y apenas se aleja del pasillo, salgo de mi escondite y me desplazo de puntillas para que nadie me escuché. Toco la puerta varías veces, pero no obtengo respuesta alguna. No obstante, me percató de que la puerta está medio abierta, así que antes de ingresar me fijo con mucho cuidado de que nadie me esté mirando. —¿Hay alguien aquí? —preguntó mientras me adentró al dormitorio que por cierto es similar al de las chicas, solo que esté obviamente es más masculino. Las camas están ubicadas de la misma manera y son diez en total. Avanzó hasta el final cerca de la última cama y me aproximó a una fotografía que esta colgada en la pared. Se muestran tres chicos sonrientes de aproximadamente unos diez años. Son muy lindos. —¿Cuál de todos estos será el cretino de Damián? —cuestionó irónicamente mientras dejó caer la bolsa blanca en una esquina. —¡Damián soy yo! —escuchó decir detrás mío. Me sobresalto y de un santiamén me giro quedando frente al idiota que se atrevió a parlotear mal de mí. La sorpresa me gana, quedo como tonta paralizada, ya que no puedo creer la persona que estoy viendo. Es el chico de los ojos verdes. Así es, ni yo misma lo puedo creer. Anda casi desnudo solo una toalla cubre su cintura, todo su torso está mojado al igual que su pelo y ese pequeño detalle me embelesa por completo causando que mis nervios se alboroten. A este chico si que tuvieron el detalle de hacerlo perfecto. Me siento tan avergonzada que lo único que hago es darle la espalda y colocar mis manos sobre mi cara. Vaya manera tiene la vida de sonreírte ¿eh? ¿Por qué me tiene que estar pasando esto?