—Alma Scott Soré —
Horas antes del desastre en que se convertirán nuestros días…
¡Esto debe ser una estúpida pesadilla!
¿Qué mi€rda pasó ahora? Thomas por fin me da a entender que le gusto y ¡me besó! Pero yo la muy pendeja le lanzo todas esas estupideces, me quiero matar. Trágame tierra y escúpeme en la China por favor.
No sé para qué salí corriendo, ¿Qué hago ahora? Soy una vil cobarde, ¿qué hice para merecer esto?
Ya sé, me equivoqué, será mejor que lo llame y me disculpe, creo que me pasé de la raya…
En el instante en que tomo mi teléfono para llamar a Thomas pasa alguien por mi lado y me arrebata el celular. Lo que me faltaba, un ladrón.
—¿A quién quieres llamar lindura? ¿A mí?
—¿Ah? Hola Lucas, me devuelves mi teléfono.
—Uy ¿por qué tan seria?
—¡LUCAS, DEVUÉLVEME EL MALDITO TELÉFONO!—Estoy realmente molesta, pero este chico no cambia de actitud y creo que como vamos me descargaré con él.
—Te lo devolveré sólo.
—¿ Sólo qué?
—Sí me das un beso.
—¿Eh?— Lucas me toma por la cintura