Ella...
Me estoy desvistiendo para darme mi merecida ducha y aparece Dani como si el diablo la tuviera poseída.
—Te gusta esa perra ¿no?
—¿De qué hablas?
Se acerca a mí y agarra mi camisa abierta para intentar darme un beso, pero alcanzo a mover mi cara y sólo logra topar mi mejilla.
—Esa putita jamás te podrá dar lo que yo puedo, cariño…
Como pude me zafé de su agarre y la miró molesto.
—Ya para Dani, no sé a qué te refieres y menos me interesa.
—Lo nuestro era maravilloso, Ethan, no puedo creer lo ciego que eres, ¡yo te amo! A ella la quieres para un revolcón y nada más —¿Pero qué carajo? A esta se le soltó un tornillo, no solo debo mandarla al oftalmólogo, también al psiquiatra. Solté una carcajada y me quedé mirándola.
—Daniela, ¿De verdad creíste que había algo entre nosotros? —Nos señalo—. A diferencia de lo que piensas lo de “nosotros” fue solo sex0… Un revolcón que te quede claro. Nunca ha habido otra intención de mi parte para tí.
La hago hacia un lado y al parecer mi fuerza fue dema