Una semana después la pareja seguía sus actividades normales. Se despertaban y luego de vestirse comenzaban a preparar el desayuno y a cuidar de León que se desesperaba por su biberón. Luego de jugar unos momentos con él, iban a dejarlo con una de las niñeras y se dirigían a la empresa.
Amanda continuaba trabajando como una empleada más sin querer gozar de ningún beneficio por ser la esposa del CEO. Sus compañeros evitaban hablar de más y mantenían sus puestos de trabajo impecables. Tenían miedo de recibir un café por parte de la esposa del jefe, por lo que habían comenzado a ocupar las tareas que en un comienzo ella misma se había asignado.
Ella ignoraba las miradas que recibía y el modo en que algunos la evitaban. Su naturaleza seguía siendo desconfiada con los extraños y sentía que su vida estaba completa y perfecta tal como era. Las niñeras de León eran sus amigas, Walter su esposo y ya no precisaba a nadie más.
Amanda había comenzado a planear el primer cumpleaños de León con e