Me mira por el rabillo del ojo. —Oh, ¿cuál me estoy perdiendo?—
—Bueno, no has estado en todos mis agujeros, así que no puedes conocerlos todos todavía—.
Él deja de caminar, pero yo no. Solo le sonrío por encima del hombro y luego me río entre dientes ante su expresión de asombro. Sin embargo, cambia a uno de anticipación antes de que se apresure a alcanzarme.
—No olvidaré que dijiste eso.—
—Ese es el punto.—
—Si alguien supiera las cosas sucias que pasan detrás de esos hermosos ojos—, murmura.
—Eres el único que necesito saber—.
Las palabras salen de mi boca antes de que pueda decirme a mí mismo que debo contenerlas. Casi tengo miedo de mirar a Jackson, de ver su respuesta a lo que dije. Pero la curiosidad, y tal vez un poco de esperanza y anhelo, me hacen mirarlo. Tiene una pequeña sonrisa en su rostro. Entramos a la tienda de regalos y la cajera nos echa un breve vistazo antes de volver a mirar su teléfono.
—Por aquí—. Señalo hacia el lado derecho de la tienda.
—¿Esto es todo?— exc