Arqueo una ceja, pensando en la mujer que vi salir de su apartamento hace unos días. —Creo que más juego que un poco—.
—Bueno, ya sabes lo que dicen sobre disfrutar de tu juventud antes de envejecer y todo eso. Tengo que disfrutar algo porque el trabajo no es lo que me hace sonreír—.
—Definitivamente entiendo ese sentimiento—.
Mi última palabra sale lenta y confusa cuando un auto negro con vidrios polarizados se detiene a nuestro lado. Entonces se me pone la piel de gallina. Mi corazón comienza a latir más rápido justo cuando se abre la puerta. Pero ya sé quién se bajará del asiento trasero. Ley.
Sale y luego se endereza en toda su altura. Espero que sus ojos vengan hacia mí, pero en lugar de eso están enfocados en James, con una ira intensa y ardiente en ellos. Su pecho se mueve con su respiración agitada y sus fosas nasales se dilatan. Entonces, finalmente, sus ojos se posan en mí. Pero tal vez no debería haber deseado tanto su mirada sobre mí.
Hay una posesividad allí que no creerí