Capítulo 89. Un peligro andante
Después de llegar a la clínica donde Eilam estaba hospitalizado, Luciana fue la primera en hablar y le dijo a su amiga:
—Necesito un favor de tu parte, por eso te pedí que vinieras conmigo.
Alexia, que era la mujer más impaciente del mundo, no la dejó terminar de hablar y preguntó de inmediato:
—Dime qué necesitas de mí, y con gusto lo haré.
Luciana le explicó:
—Solo quiero que te quedes con Eilam haciéndole compañía hasta que yo regrese. Como no es de aquí, no tiene a nadie que lo visite, y yo tengo que ir a la cabaña —que está como a dos horas— a buscar a Max y a mi hija.
—No te preocupes por eso, que yo soy muy buena cuidando enfermos… y más si son guapos —respondió Alexia con una sonrisa en los labios.
Luego de eso, entraron a la habitación donde Eilam estaba rodeado de enfermeras, todas deseosas de atenderlo y conseguir su número de teléfono o tomarse una foto con él.
Luciana meneó la cabeza de lado a lado, mientras murmuraba:
—Cómo se me fue a olvidar que esto es normal en la vi