Capítulo 62. Mi querida Luciana
Olivia nunca se imaginó que, con unas cuantas palabras suyas, le bastarían a su abuelo para que le entregara aquel juego de joyas tan importante para la familia. Y eso no fue todo, pues también le prometió darle los terrenos que estaban destinados para su primer bisnieto. Oh, esto sí que se sentía bien… y quería celebrarlo de inmediato.
Pero al ver a Luciana tan enfocada, dando órdenes como toda una señora y dueña a las sirvientas por los preparativos de la boda que se celebraría al día siguiente, Olivia se detuvo por un momento.
Por un momento pensó que nunca habría imaginado verla encargándose de cada detalle de su ceremonia, como si ella fuese la verdadera novia. Pero lo sabía muy bien, ya que Luciana no hacía esto por responsabilidad ni por gusto… solo lo hacía para burlarse de ella. Por no haberse podido casar con Maximiliano, sino con su hermano. Y eso, precisamente, era lo que tenía tan feliz a Luciana.
Pensando en esto, Olivia decidió que lo mejor era no decirle nada por ahora