Capítulo 29. Conociendo a su hija
Maximiliano no podía pensar en nada más en ese instante, solo en las palabras que acababa de escuchar de su esposa y se preguntaba; como que ya estaba acostumbrada a que su familia la tratara mal. ¿No me digas que ella ha recibido ese tipo de trato desde que me casé con ella... y yo sin saber nada?
Y lo peor era que, desde un principio, a él no le había importado nada de lo que le pasara a ella, pues se había desentendido de su esposa, sin saber cómo su familia la trataba realmente. Así que, para salir de la duda, le preguntó:
—¿Me estás diciendo que, desde que llegaste a esta casa, mi familia te trató de esta forma?
Luciana empezó a derramar algunas lágrimas, porque lo que decía era verdad. Y, como dice el dicho, ahora era ella quien tenía el sartén por el mango. Pero no era el momento de acusar a nadie.
Luciana siguió derramando más lágrimas sin decir nada, pues no sabía si, al contarle todo lo que le habían hecho en el pasado, su esposo sería capaz de creerle. Así que, por ahora, l