Capítulo 14. No soy tu verdadera Hermana
Axel, al ver a su hermana llorar, comenzó a secarle las lágrimas con ternura mientras le decía:
—No llores… y si te dije algo que te hizo sentir así, por favor, perdóname. No quiero ser la causa de tus lágrimas. Este debería ser un momento de alegría… por nuestro reencuentro.
Pero Luciana parecía no escucharlo, pues seguía llorando sin parar, como si todo el dolor contenido durante meses estuviera saliendo al fin. Axel, al verla así, no supo qué más hacer. Solo la abrazó con fuerza, meciéndola suavemente entre sus brazos, dejándola llorar cuanto quisiera.
Sabía bien que Luciana era así: siempre necesitaba liberar sus emociones antes de hablar, por eso decidió esperar. Estaba seguro de que, una vez se calmara, le contaría qué la había puesto tan mal, solo esperaba que no fueran sus palabras las causantes de ese dolor.
Luciana, que pensaba que su hermano la seguía tratando tan bien solo porque creía que ella era su verdadera hermana, estaba segura de que, si se enteraba de que no compar