Capítulo 105. una oportunidad de oro
Luciana había regresado a aquella casa únicamente por petición de sus abogados y de su hermano, y como no deseaba hablar con nadie más que con su hija, mucho menos con ese mal hombre con el que alguna vez se casó y que, con solo verlo, le provocaba náuseas.
Por eso estaba a punto de darse la vuelta e irse a un lugar donde no estuvieran ni él ni ningún miembro de esa asquerosa familia; y ese lugar sería su habitación. Sin embargo, se detuvo al escuchar a Maximiliano pedirle, una vez más, que lo perdonara por no haber creído en ella.
Luciana giró para decirle que, si había vuelto a esa casa, era únicamente por su hija, así que lo mejor sería que se guardara sus estúpidas disculpas. No obstante, sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta al verlo con unas profundas ojeras y esta era la primera vez que lo miraba así… como si todo el tiempo que ella estuvo lejos, él no hubiera dormido ni una sola noche.
Y como ella se había mantenido en silencio por demasiado tiempo, volvió a escuch