—Ahora vuelvo.
Avanzo hacia ella con decisión, después de darme cuenta de que Kylianestá inmerso en pagar la cuenta junto al camarero. Está de espaldas y esimposible que me vea, por lo tanto, continúo con mi marcha firme eimplacable. Ahora, me toca a mí.El chico con el que está alza la vista para mirarme cuando estoyjustamente detrás de Ross, esta se calla y se gira con una sonrisadeslumbrante para ver quién ha robado la atención de su acompañante. Cruzomis brazos a la altura del pecho, y mi rostro se tiñe de ira. Apoya su mano enel respaldo de la silla, pudiendo ver cómo traga saliva con dificultad.—Hola, Ross —la saludo con malicia.No contesta, se dedica a escrutarme con sus ojos perdidos y llenos demiedo, es tan evidente que casi puedo olerlo.—¿Está casado? —Paso mis ojos al chico—. O, ¿quizás tienes novia?—¿Perdona? —pregunta él sin entender nada.—Ross, ¿por qué no le cuentas tú lo experta q