Siento cómo me arden las mejillas de la impotencia por no poder
estampar a Silvana, y a la misma vez, noto que mis manos comienzan a sudar
por lo que acaba de decir Joan. Todos me miran estupefactos, excepto Enma.
—¿Está embarazada? —pregunta Silvana con horror.
Joan suspira y da varios pasos hacia los lados, intentando calmarse. Yo,
en mi caso, no me muevo del sitio.
—Todo esto… —murmuro con un hilo de voz—. Todo esto ha sido un
rastrero plan, ¿tuyo? —La observo sin pestañear.
Silvana achica los ojos con ganas de asesinarme.
—¿Te das cuenta de lo que has hecho? —pregunta ella mirando a Joan, el
mismo al que, por lo que veo, la situación le está superando—. ¿Piensas criar
a un niño de esa? —Me señala con desprecio—. Y, si luego resulta que es un
bastardo como él —ahora señala a Kylian—, ¿lo cuidarás también? ¡¡Has
perdido el juicio, Joan!!
—¡¡¡La única que ha perdido el juicio has sido tú!!! —ruge con todas s