Capítulo ciento ocho. La mirada invisible.
— — — — Narra Brad Lancaster — — — —
—¿Qué dijiste? —pregunté, como si no hubiera escuchado bien. Pero sí lo había hecho. Solo necesitaba que Amy lo repitiera, por si acaso mi corazón se había inventado aquella frase por el puro miedo.
—Sentí que alguien nos estaba mirando —dijo con voz baja, mirando por encima del hombro—. No ahora… fue hace un momento, cuando caminábamos.
Me giré de inmediato hacia el ventanal, escudriñando el jardín. No había nada, solo la quietud del atardecer cubriendo los árboles con esa luz naranja que a veces parece bonita… y otras, como ahora, parece una trampa.
Me puse de pie sin soltar su mano.
—Espera aquí —le pedí.
—Brad, no —protestó ella, intentando incorporarse.
—Solo voy a echar un vistazo —le aseguré, tratando de sonar más tranquilo de lo que me sentía—. No me alejaré, lo prometo.
Salí por la puerta lateral y recorrí el perímetro de la casa. El viento había agitado las hojas, una rama se balanceaba como si a