Aisha cerró los ojos, intentando ordenar sus pensamientos. Su relación con Sanathiel seguía siendo un enigma. Había algo profundo y visceral que los unía, pero con Varek… era diferente. Él siempre había estado allí para ella, a pesar de todo, aunque ahora parecía que el abismo entre ambos era imposible de cruzar.
—No tienes que quedarte, Varek —murmuró con la voz apenas audible.
Varek, sin embargo, negó con la cabeza.
—No lo entiendes, Aisha. No puedo simplemente irme. No mientras estés atrapada en esto.
La mirada de Aisha se encontró con la de él. Ninguno dijo nada, pero ambos sabían que había algo más, algo que nunca habían tenido el valor de admitir. Sin embargo, Varek también sabía que no podía seguir viendo cómo ella sufría por decisiones ajenas.
—Lo siento, Aisha... —susurró mientras se acercaba lentamente.
Aisha intentó moverse, pero Varek la sostuvo con suavidad, colocando su mano sobre su frente. Sint moverse, pero Varek la sostuvo con suavidad, colocando su mano sobre su fren