“La luna roja ya estaba sobre ella.”
Aisha sentía el peso de las palabras de Kerens aún flotando en su mente, como una melodía sombría que se negaba a desaparecer. Con los ojos cerrados, dejó que los recuerdos se filtraran en su corazón, trayendo consigo imágenes de los tres hermanos que habían marcado su vida de maneras que nunca habría imaginado.
Primero apareció Varek en su memoria, su amor por él, real y profundo. Había sido como un incendio que quemaba con intensidad, dejando cicatrices imborrables. Bajo un gran árbol, con el sol de la tarde envolviéndolos, sus manos se habían encontrado en la corteza, sellando una promesa que parecía inquebrantable.
"Siempre estaremos juntos," le había dicho Varek.
Pero esas palabras hoy no eran más que un eco hueco. Él ya no era el hombre que amó, sino una sombra obsesionada, poseída por una oscuridad que lo devoraba desde dentro.
—¿Cuándo se rompió toda la magia entre los dos? —susurró preguntando Aisha, una lágrima rodando por su mejilla.
Resp