—¿Qué hiciste qué, con quien?
Toda la cafetería escuchó el grito de mi amiga. Muchas miradas se dirigieron a nosotras y yo quise hacerme pequeña en esa silla.
—¿Podrías ser un poco más discreta? —dije tratando sin éxito de reprenderla, pues su siguiente reacción fue un ataque de risa.
Se rio tanto que hasta lloró. Cuando por fin pudo calmarse, logré contarle el final de la historia. Ya no reía, pero se veía tan emocionada e interesada, como cuando estás en la mejor parte de una película. Solo le faltaron las palomitas.
—No sé qué decirte. Esa situación está en una liga mayor a la mía —afirmó por fin— lo bueno es que ya no hay primera vez que entregarle al idiota de Cade.
—Pero aún tengo el problema del compromiso. Yo no puedo romperlo, tiene que hacerlo él —comenté con tristeza.
—Es verdad —confirma ella.
Las dos quedamos en silencio. Brina es abogada. Aunque conoce de leyes humanas y tiene clientes humanos, su especialidad es la ley Lycan, así que si hubiera una oportunidad de romperlo, ella lo sabría. Temas como la infidelidad cuando no son mates no aplican para un alfa hasta que yo no esté marcada.
—¿Has sabido algo de él? ¿La zorra de tu hermana ha dicho algo? —indaga.
Sacudo la cabeza en negativa. Puede que sea lo mejor por un tiempo. Aunque la relación con Cade siempre la sentí confusa, ahora me siento un poco hipócrita, pues no puedo decir que me arrepienta del todo por lo que hice. Así no lo recuerde todo, mi cuerpo tiene una extraña sensación al pensar en Alfa Zayden.
—Pero si sé del Alfa Supremo —digo nerviosa alcanzándole mi celular— mira lo que me llegó al correo esta mañana.
Mi amiga lee con interés lo que le paso.
—Te convocan al servicio del Alfa Supremo. No es opcional —dice con asombro— debiste haberle gustado mucho.
—¿Qué voy a hacer? —digo con angustia,
—Ir —responde como si la respuesta fuera lo más obvio— primero, no tienes opción, segundo, es el trabajo de ensueño para cualquier lycan, eso disparará tu carrera. Estás recién graduada, sin experiencia. Céntrate en aprovechar esa oportunidad.
—No será fácil.
—Lo importante nunca es fácil.
Esa última frase tuvo mucha lógica para mí. siemp
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Soy recibida por un hombre casi tan alto como Zayden pero menos fibroso. Su nombre es Clark y es el Beta Supremo. Se nota a leguas que sabe de lo que habla y me imparte instrucciones como si ser la asistente de ese sujeto fuera una actividad retadora. Tengo mis dudas, estoy casi segura que lo que ese lycan quiere es tenerme cerca y no mi trabajo.
—Voy a ser sincero, señorita Lyra —afirma el hombre por fin deteniéndose y centrando su mirada oscura en mí —no estoy al tanto de lo que sucedió, pero si es importante que el Alfa se mantenga concentrado. Infortunadamente, debo ausentarme de manera intermitente y no puedo apoyar personalmente el cien por ciento de las actividades de mi Alfa, pero para eso está usted. Yo manejo la agenda del Alfa Zayden y en mi ausencia usted deberá asegurarse de que cumpla con los compromisos.
Sentí una gota de sudor deslizarse por mi espalda. Beta Clark es un hombre exigente y acaba de dejar en claro que pese a las intenciones oscuras o no que pueda tener Alfa Zayden, a él si le debo rendir informe de mi trabajo.
—Me esforzaré, Beta —es lo único que pude contestar.
—Bien, continuemos.
Hay actividades que me parecen una locura. ¿Por qué un hombre adulto necesita que le alisten la ropa? Además, este lugar está lleno de sirvientas que gustosas harían eso, prepararían sus alimentos y sin dudar calentarían su cama.
—Con el tiempo entenderá esto —afirma el hombre como si hubiera leído mi mente— el mundo del Alfa Zayden no es tan simple como parece.
Iniciamos a trabajar. Había mucha documentación represada, así que tuve que ordenarla y apoyar con la revisión de correos. Todo habría sido teóricamente "normal" de no ser por las miradas juguetonas que de vez en cuando Alfa Zayden me lanzaba. Ese hombre no disimula nada, y ahora siento las miradas celosas de las mujeres que lo rodean. No son solo las sirvientas, sino las mujeres que hacen de enlace con las manadas, pues este lugar parece un desfile de modas en el cual entran y salen muchas mujeres llevando y trayendo información. No debo ser muy lista para saber por qué las manadas eligen mujeres hermosas para esas funciones.
Una de ellas parece tener más peso que las otras. Su nombre es Aria y es enviada de la segunda manada más grande del continente. Debo reconocer que su hermoso cabello color plata la hace destacar dónde sea. Es una digna representante de su manada. Se le acerca un poco más de lo debido a Alfa Zayden y esporádicamente hace que sus manos se encuentren al intercambiar documentos. Su mirada hacia mí es especialmente venenosa.
—No te acostumbres a sus atenciones —me dijo una vez que nos cruzamos en un pasillo— pronto llegará otra favorita.
Sus palabras no deberían hacerme sentir mal, pero... así me sentí.
Fue un alivio cuando Beta Clark me pidió comenzar con la preparación del almuerzo, aunque eso me obligó a enfrentarme a una nueva realidad: sabotaje. Debí ser extremadamente creativa para preparar algo decente entre el mundo de alimentos en estado dudoso que encontré en la nevera. Cuando hice el reclamo, una de las empleadas respondió altaneramente:
—Ahora es función suya hacer las compras y verificar las condiciones de eso.
Y se fue.
¿Qué podía contestar? Es verdad, pero es evidente que muchos alimentos fueron maltratados apropósito. En los días siguientes la situación se repitió aunque yo misma hice las compras. El día en que traía las cosas todo estaba bien, pero al siguiente mágicamente estaban estropeados, aunque eso no fue lo peor. Antes de irme dejaba la ropa de Zayden lista para el otro día, y varias veces encontré prendas sucias.
Solo pude agachar la cabeza y llevar esas prendas a mi casa para arreglarlas yo misma. Aunque ahora me siento más útil, las miradas y comentarios del resto del personal, me hacen sentir cada vez más incómoda. Sobre todo las enviadas, pues ellas normalmente no son Omegas como yo, sino Gammas.
Hoy Beta Clark debió ausentarse y me encargué de que Alfa Zayden hiciera todo lo que estaba en la lista. Todo parecía normal, ya no había enviadas en la casa de la manada Suprema, así que tal como hago cada tarde antes de irme ingresé a la habitación del alfa y alisté su ropa para el día siguiente. Póngase lo que se ponga el condenado se ve absurdamente sexy, tanto que en ocasiones me es difícil concentrarme en el trabajo y me he encontrado fantaseando con volver a probar esos labios y enredar mis manos en su cabello, pero me obligo a pensar en otra cosa.
"Hoja de vida Lyra, eso es lo que estás haciendo aquí", me repito tratando de convencer a mi mente y cuerpo, los cuales parecen estar cada vez más inclinados a mandar todo al carajo.
Exhalo de forma pesada y me dirijo al baño para preparar su baño. Solo hay un problema, él ya estaba saliendo de la tina. Me lo encuentro de frente, totalmente desnudo, su piel húmeda se ve tan tentadora que por un instante creí sentir que las puntas de mis dedos picaban deseando recorrerlo.
Mi rostro se siente caliente siendo evidente mi vulnerabilidad para este tipo de momentos. Su sonrisa seductora bailó mientras me miraba complacido del efecto que causó en mí. No fui capaz de moverme, pero él, sin problema avanzó hacia mí.