14. ACÓNITO
La rubia toma una dirección, yo otra. Es absurdo. Soy el Alfa. El maldito Alfa Supremo. Y aun así no tengo un equipo de búsqueda competente a mi disposición. Tanto delegué, tanto me alejé, que ahora, fuera de Clark, no tengo a nadie en quien confiar.
Y él está ocupado resolviendo el desastre que dejé en el coliseo.
Patético. Absurdo. Lo único con lo que cuento ahora es la ayuda de una loba que, si pudiera, me sacaría los ojos sin pensarlo. Pero está preocupada por Lyra. Realmente preocupada. Y eso la hace, por encima de todo, confiable.
Rob está tan concentrado como nunca lo había sentido. Su hocico olisquea de manera desesperada hasta encontrar un pequeño rastro del olor de nuestra Mate. Es débil, pero sin duda es ella. Nuestras patas se plantan con firmeza en la tierra impulsándonos para correr tan rápido como nunca lo habíamos hecho. Algo está mal, lo sé, lo siento.
Perdí su rastro, parece que corrió súbitamente en otra dirección ocultando su olor, es la única explicación posible y