La propuesta de Milán era demasiado arriesgada, “Nombres propios” no era precisamente la manera correcta de actuar en el negocio. El Turco en ese instante miró hacia el cielo con un enigma en su pensamiento. —¿Cómo es que David nunca resultó con problemas por esta situación?
Milán le pregunta con la mirada seria y la voz reseca por el alcohol. —¿Qué piensas? Aun no hay nada definitivo, recuerda que no podemos actuar solo así. Caleb sin duda debe estar al pendiente de la situación.
—Correcto. —respondió sin mayor interés—. Quédate con las mujeres, debo resolver algunos asuntos con el fiscal de aduanas. —añadió al final de su conversación.
Las redes de la mafia se movían constantemente y aunque en el pasado David compraba voluntades, deseos, protección y corrompía la misma moral de muchos en los gobiernos. Con Caleb al mando y Milán encargado de los sobornos, las circunstancias estaban tomando un rumbo diferente.
Todo lo anterior ocurría mientras Rous permanencia encerrada, sin deseos d