Ese día quedó marcado el momento en el que Caleb no volvió a tocar a Rous, solo podría desearla, soñarla e incluso desnudarla en su mente; pero jamás entre sus manos de nuevo.
—Entiendo, Aunque sabes que eso sucederá nuevamente. Aunque ahora no lo parezca, pero sé que volverá a suceder y te daré todo lo que antes recibías y todo lo que mereces, mi amor. —melancólicamente afirmó Caleb mientras la manta se caía de sus manos.
Rous sintiendo lastima, pero en el fondo ella no podía negarse que sin importar lo que estaba viviendo en su actualidad con Caleb, ella lo amaba. ¡Lo traicionaba! Si, pero su corazón aun lo guardaba para Caleb, no era un premio de consolación o una esperanza mal contada. ¡Era el amor que ella no era capaz de entregar!
Entonces, el sobre que ella preparó en el camino salió de su vestido. Un sobe manchado con lágrimas, con desesperanzas. Era el sobre que David le entregó a Rous, pero con mucho menos dinero del que ella recibió. —Toma lo que hay dentro. Con eso puedes