Teo sacó el dinero - no la conocía - las dejó en la palma extendida - siempre voy a la del otro lado.
La joven sonrió, empuñando la mano - oh, conozco esa librería, pero el señor es bastante serio - Teo le devolvió una ligera sonrisa. De pronto, la joven levantó un dedo y lo señaló - por cierto, tus ojos son muy bonitos - bajó la mano, apoyándose en el mostrador - incluso son más claros que la miel.
Teo parpadeó, sin saber muy bien cómo responder. Tranquilizó su expresión, sonrió y levantó el libro - Gracias - dijo antes de darse la vuelta.
-Vuelve pronto, aquí tenemos una gran variedad de libros - escuchó al salir.
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