Debido al repentino encuentro con su madre, cuando llegó al salón, las puertas ya estaban abiertas. Todas las personas ya habían entrado; por tal motivo, corrió a la entrada. Puso un pie en las gradas cuando escuchó - Mira, ahí está - la voz se le hizo conocida; así que volteó. Sus compañeros se acercaban desde la pared al otro lado de la calle - ¡Teo! - Oliver corrió hasta él; mientras Edgar caminaba con más calma - ¿tuviste problemas? - habló con falta de aire al estar cerca - ¿por qué te retrasaste?.
Teo se terminó de voltear - Mi madre me entretuvo hasta que se me hizo tarde.
Los ojos de Oliver se ampliaron - ¿se dio cuenta que estábamos ahí?.
-Tal vez sí - dijo nada más; pues no pudo saber los verdaderos pensamientos de su madre.
-Bueno, entonces será complicado salir a divertirnos esta noche - Oliver bajó la vista; en tanto se acariciaba la barbilla con una mano.
Teo abrió la boca - yo… - Dudó, con miedo de ir y ser descubierto.
-Jóvenes - de pronto, una voz profunda se escuchó d