Malakai respiro con profundidad, su cabeza giro unos milímetros hacia la habitación donde Natalie estaba, su inquietud estaba justificada, su luna no había bebido mas que un poco de agua, y la tarde seguía avanzando, pronto debería prepararle un buen caldo para hidratarla y alimentar a su cachorro.
— Te estoy hablando Malakai. — advirtió Magnus como si estuviera regañando a un niño, y el rostro de Malakai giro a verlo, sorprendiendo al viejo Alpha al notar sus ojos de lobo.
— Mi luna necesita alimentarse, no es que te este ignorando. — la voz de aquel hombre que Magnus creía conocer estaba distorsionada, y por más que quisiera morder su cuello, y mostrarle su lugar… Magnus solo achico sus ojos.
— ¿Tu luna? — indago en medio de un leve gruñido, y Malakai sacudió su cabeza, como si no fuese consiente de la verdad que de sus labios salió.
— Eso… creo que es así. — reconoció finalmente recordando que parte de ser un buen hombre, y un gran vaquero, era ser responsables de sus acciones.
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