El día era brillante y soleado se expandía por toda la ciudad, Flora y Gloria se felicitaban, habían logrado sacar un gran pedido, iría para la capital, vaya, quien lo diría ella de actriz de teatro, de drama y lágrimas, horneando pan, podía ser una buena obra o una novela.
-Señorita Flora, la verdad es que su ayuda ha sido muy gratificante, ya los clientes se han acostumbrado a que mezcle las zarzamoras, con las fresas, y la piña con el durazno-.
-Jajaja…si…pero que buen chiste que se llevan-.
-Viéndolo así de esa manera…si-. La chica se encogía de hombros, la señorita Flora era todo un personaje.
Flora llamaba por teléfono a casa de Angelina, quería preguntarle que deseaba hacer ese día, la tarde era toda para ellas.
-Creo que deseo ir a un lugar, si quieres acompañarme…sería bueno para mi-.
-Con gusto, entonces te llevaré unos deliciosos postres que hemos hecho, me han salido de maravillas-.
-Bien-.
Flora colgaba, al tiempo que sus ojos se quedaban sorprendidos.
-Pero que ven mis o