Marino estaba conmovido, tenía sentimientos encontrados de tristeza por ya no estar cerca de ella, pero también de alegría, porque su niña lo había llamado, se obligó a calmarse.
—Te he extrañado pequeña—pronunció con voz quebrada.
—Yo también. Soy muy feliz de oírte Papi. Ya sé decir carro—contó orgullosamente, mientras se tardaba un poco más de tiempo para pronunciar las r, tardando más tiempo