CAPÍTULO 19. DESTIERRO DE MARTÍN

Marino no salió a donde estaba Karina, sino que tomó la puerta trasera y se fue a su habitación, entró al baño y abrió el grifo del lavamanos, pero por más que colocó sus manos en agua, no pudo sentir alivio del ardor, la picazón y lo colorado que las tenía, pero no estaba dispuesto a quedarse con esa, ella se había extralimitado con eso que le había hecho. Y con la maldad que estaba planificando, esperaba cobrarle al mismo tiempo todas sus maldades. Dejó su habitación para pedirle opinión a la cocinera, sobre el rico plato que le prepararía a la india campesina, potranca indomable como recompensa y ni siquiera la conciencia lograba remorderle.

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