Olvide por completo la mala vida desde hace días atrás, toda posible responsabilidad con la que cargará encima de mis hombros desapareció después de pelear con los albañiles que trabajan en mi casa matrimonial para ir a almorzar con mi esposo, decidiendo mejor ignorar las demás obligaciones que me quedaban por pendientes y que siendo sinceras, hasta el sol de hoy no realice porque se me olvidaron.
Si, se me olvidó invitar a mis padres a la cena para anunciar mi matrimonio con Han Emris.
Y es mañana.
Mañana.
Ya que hoy mismo están llegando mis suegros de China, recuerdo que fue hasta hace poco que mi prometido anunció que llegarían esta misma semana, jamás pensé que el tiempo pasaría tan rápido hasta que entramos al aeropuerto, lugar en donde media hora se volvieron cinco.
Así que permanezco sentada, esperando a la llegada de mis queridos suegros mientras mi prometido permanece sentado a un lado de mi, atendiendo los asuntos de su empresa desde su teléfono celular, nada nuevo cuan