Me levanté hace no mucho, la luz del sol da directo en mi rostro y por mucho que trate de volver a dormir, no lo logré. Una clara señal de que debo cambiar la ubicación de mi cama o esta situación me va a perseguir por el resto de mis días en esta casa.
En parte es bueno, me obliga a levantarme, comienzo mi rutina temprano y no voy a dedicar gran parte de mi día a procrastinar.
Pero en este día en específico habría deseado hacerlo, ya que por mucho que insistí a Han Emris para que se quede, al final se tuvo que ir por una importante reunión en su empresa.
¿Yo que hago? ¿Trabajar? ¿Acomodar papeles?
No, ver directamente mi teléfono.
Se supone que debo llamar a Dylan Montero, conversar con el respecto a la situación de su mujer y ver qué decisión va a tomar al respecto, aún así, el simple hecho de pensar en Dylan me agota, ya que es una etapa de mi vida que deseaba cerrar por completo.
Pero no me permito ser totalmente egoísta, no cuando Diana corre tal peligro.
Así que con los últimos