Salir con Han Emris es realmente maravilloso, quedó claro tan solo en el momento que me recibió con un ramo de flores en mi asiento, en cómo bajaba del auto y me abría la puerta para que bajara.
En cómo ofrecía su mano para ayudarme a salir, su brazo para que lo tomé y camine a su lado.
Joder, cada simple palabra que sale de su boca hace que me derrita, simplemente adoro cada momento a su lado y el hace que sea algo aún más grande a adorar.
—Buenas tardes. —Saludo el mesero de mala gana, viéndonos a ambos llegar.
Parece que no le pagan muy bien, a pesar del lujo que muestra el lugar.
—Tenemos una reservacion para dos en el balcón. —Emris noto esa actitud déspota, ya que ni siquiera saludo al mesero de vuelta. —A nombre de Han Emris.
Y claro, el como recalcó su nombre era solo para que este se diera cuenta de quién es. Quizás ya es bastante conocido por aquí, debe venir bastante a comer como para hacer eso.
Efectivamente, el mesero lo reconoció, su semblante cambio casi de inmediato.
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