Al dar el último paso lo supo, no había vuelta atrás y tampoco quería que la hubiera a pesar del miedo, de los nervios y de los sustos.

Lo primero que recibí fue un aire más puro, un aire mágico nada comparado al del mundo humano. En el mundo humano estaba bien, pero estar en mi tierra me hacía sentir fuerte y con ganas de hacerlo todo.

El clima era fresco, estábamos en otoño y pronto recibiremos el invierno. Tenía la mano de Julián sujeta a la mía con fuerza, nerviosa, ansiosa por lo que pasaría a continuación.

Habíamos entrado directo a una sala que yo conozco perfectamente, una sala donde recibí dieciséis navidades. Dónde fui feliz, donde crecí y donde espero recuperar lo que perdí. Ahora estaba en ese lugar siendo una completa extraña para todos y lo que más me dolía es que no recibiría abrazos de nadie.

Trague grueso.

El lugar estaba totalmente iluminado, era noche aquí, y t