Narrado por Aldara
El bosque estaba en silencio, un silencio que me pesaba en el pecho como si cada sombra entre los árboles conspirara para sofocarme. Ragnar había insistido en que no me alejara demasiado de las cabañas, pero la inquietud dentro de mí era demasiado grande para ignorarla. Había algo en estos árboles, en este aire, que parecía susurrar mi nombre. Algo me llamaba.
Caminaba con cuidado, tratando de no hacer ruido. La luz del sol apenas se filtraba a través del espeso follaje, creando un juego de sombras y luces que transformaba cada rama en una figura amenazante. Llevaba conmigo una vieja daga que había encontrado en una de las cabañas, más como un consuelo que como una herramienta útil. No sabía luchar, pero la hoja fría contra mi mano me hacía sentir un poco menos vulnerable.
Entonces, lo sentí.
Era como una presión en el aire, algo pesado y opresivo que me erizó la piel. Me detuve en seco, conteniendo la respiración. Fue en ese instante c