Capítulo 35

Lo único que le agradezco al dragón es haberme sacado de una situación muy incómoda en la que estaba siendo bulleada por una bruja, un hombre lobo y un espectro y tuvieron que llegar como refuerzos un hada, un vampiro y un… Hechicero. Increíble, una pelea de secundaria, pero un poco más “mística”. Esto se pone cada vez mejor.

A medio camino me encuentro con el montero serio, era demasiado pedir llegar a mi habitación sin que nadie me asaltara de repente.

—Viviana Munguía, te hemos buscado por todo el castillo.

Pues hubiesen buscado con más fervencia, así me evitaban el asalto colegial de bully provocado por los místicos.

—Felicidades, ya me encontró.

El tipo continúa inexpresivo, solo parpadea una vez antes de hacerme un gesto con su mano que me indica seguirlo. Avanzo tras él a pasos muy lentos, a veces él tiene que esperarme para que lo alcance. Llegamos a una sala de juntas en dónde hay monteros, pero monteros curtidos. Su puta madre, es el maldito Gran Consejo. Puros monteros pesa
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