Capítulo 11
—De ahora en adelante, cuando la veas, muéstrale respeto y mantén tu distancia. Si no, no me importará enseñarle a la Manada Pino Plateado cómo se ve la verdadera furia de un alfa.

Los ojos de Ángel estaban inyectados en sangre. Miró a Lucas con los dientes apretados durante un minuto entero.

De repente, se agarró la cabeza con ambas manos y comenzó a aullar como un cachorro herido.

¿Debía consolarlo un poco? Fruncí los labios, sin saber realmente qué decir.

Así que miré a Lucas en busca de ayuda. —Él... ¿qué hacemos?

Sin decir una palabra, Lucas agarró una de las patas traseras de Ángel y empezó a arrastrarlo fuera de la cabaña.

—Mi Luna y yo acabamos de sellar nuestro vínculo esta mañana en la Piedra del Voto Lunar. Estamos en plena luna de miel. ¿Y tú vienes aquí a estorbar? ¡Fuera!

—Vuelve a casa, despide a tus invitados y trata de tapar ese escándalo ridículo. Explícale todo a tu padre y a tus ancianos, y diles que dentro de unos días haré una visita "cordial" a la Manada Pino Pla
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