Reflexionaba sobre el estado de Zuriel, y también me parecía algo anormal.
—¡Entonces te lo agradezco! —dije, disculpándome.
—Esta vez, el tiempo no lo permitía y me preocupaba que te desesperaras esperando noticias, pensando que no me ocupaba del asunto. ¡Así que... no tuve más remedio que venir a verte primero y también reconocer el lugar! —Zuriel sonrió torpemente.
Yo devolví la sonrisa rápidamente y le dije:
—Así está bien, después de todo, somos viejos compañeros de clase y ambos estamos en Ciudad Fluvial; sería extraño mantenernos distantes. Si no me hubiera encontrado con Felicia, ¿cómo iba a encontrarte?
—¡Eh!... De hecho, hemos estado bastante pendientes de ustedes últimamente. Pero... —Zuriel se detuvo, como si quisiera decir algo más.
—Es normal, las cosas entre Hernán y yo han causado bastante revuelo en la ciudad —dije con una risa incómoda.
No quería seguir hablando de Hernán, así que cambié el tema:
—Dicho eso, parece que lo que dijiste sobre la situación de Zaida, de he