Daniela miraba las pinturas que Eva le mostraba, asombrada.
- Y yo que creí que con la maternidad apenas tendrías tiempo de respirar, y tú te sales con una colección completa en dos meses.
- Estoy inspirada – le dijo con el rostro radiante.
- El amor, el amor – puso los ojos en blanco.
- Estaba pensando que podríamos trabajar con esto este año
- ¿Terminaste los pedidos del año pasado?
- ¿No los enviaste aún?
Julieta contuvo el aliento
- ¿Ya los enviaste al estudio?
- ¡Hace un mes, Daniela!
- ¡Los enviaré mañana!
- Esos cuadros los encargaron hace ocho meses… ¿Cómo puedes olvidarte de despacharlos en cuanto te los pasé?
- Hace un mes estaba al pendiente de mis sobrinos – se excusó - con el nacimiento de Antonio y el cumpleaños de Magnolia ni siquiera fui al taller, debiste decirme cuando estaba aquí.
Eva la miró seriamente y se cruzó de brazos.
- ¿Y a dónde están mis sobrinos? – Daniela intentó distraerla
- ¿A dónde crees que estén? Son las once de la noche, ya está dormida, mañana