52. Mencionando a un ángel
CAPÍTULO 52
—Germán, me besaste —Gladys mueve la cabeza—. Me besaste y eso significa que yo-
—No quiero que respondas ahora. Está bien —Germán la interrumpe, tomando su mano. Se la besa con suavidad.
—Necesito decirte que yo no puedo tener a nadie ahora en mi vida —Gladys se abraza medio brazo, mirando hacia otra parte—. Eres un gran hombre. Y confío en ti a pesar de que no pueda recompensártelo ahora. Lo que haces por mí no tiene punto de comparación, tu ayuda, tu soporte. Todo eso es importante para mí. No me niego…pero, no sé si —Gladys lo mira con timidez—, no sé si ahora.
Germán permanece en silencio al escucharla. Sobre todo, cuando lo último lo deja en la deriva un poco. Pero no quiere demostrarle sin asustar a Gladys con su incomodidad ante el beso. Un beso que simplemente lo dejó sin aire
—No te preocupes. Fue mi culpa —Gladys abre los ojos asustada al oírlo. Pero Germán sólo ríe también con incomodidad y suspira—. No debí besarte. Soy un idiota. Fue mi culpa. Tal vez ya