CAPÍTULO 67
DANIELA
Estamos en la habitación completamente desnudos, besándonos con locura. Siento la parte baja de mi vientre húmeda. Me separo de él y lo miro con lujuria, esbozando una traviesa sonrisa.
Lo aviento a la cama y me pongo de rodillas frente a él, diciéndole:
—Seré yo quien tome el control ahora; siempre eres tú, pero hoy me toca a mí.
Se ríe divertido, mirándome con deseo.
—Puedes hacerme lo que quieras, soy todo tuyo.
Eso me encanta y le sonrío coquetamente.
Lo beso ardientemente, acariciando sus mejillas mientras me toca con fuerza la espalda. Siento su miembro listo para mí… mmmm, me fascina.
Me separo poco a poco y lo miro de forma traviesa. Bajo la vista hacia su pene y suelto una sonrisita, viendo deseo en sus ojos. Deseo tenerlo en mi boca, y me río ante su reacción.
Me abalanzo sobre él, tomo sus manos y las coloco a los lados de su cabeza. Voy besando su cuello muy despacio; lo escucho respirar agitado, dejándose llevar, y eso me encanta. Luego paso por su ro