284. Masaje
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Isabel había asumido su papel como vocera de la compañía con determinación, aunque los nervios iniciales todavía la acompañaban en cada paso. Durante las primeras dos reuniones, acompañó a Marcelo como su asistente, observando atentamente cómo se desenvolvía en las negociaciones y aprendiendo todo lo que podía de su manera precisa y directa de manejar los negocios. Pero cuando llegó el momento de enfrentarse sola a varias entrevistas y presentaciones, Isabel supo que era su oportunidad de demostrar su valía.
Jerónimo, fiel a su palabra, no se separaba de ella. Se había convertido en su sombra constante, asegurándose de que no le faltara agua ni comida durante las largas jornadas. Era casi como un reloj, recordándole las horas exactas en las que debía tomar descansos, mientras permanecía alerta a su alrededor, siempre en modo protector.
Por su parte, Marcelo se había adaptado rápidamente al cambio. Isabel no solo demostraba ser eficiente, sino que también había organizado su agen