POV de Cercei
Después de nuestra emocionante cacería de anoche, despertamos en la isla, con el cuerpo desnudo y manchado de sangre.
Una oleada de satisfacción recorrió mis venas, dándome una fuerza y un contento que hacía tiempo no sentía.
Mamà nos entregó ropa, y nos vestimos rápidamente antes de abandonar la isla.
—Eso estuvo jodidamente maravilloso —rió la tía Melanie, compartiendo mi misma satisfacción.
—¡Melanie, cuida tu lengua! —la reprendió mi madre, aunque no pudo evitar soltar una carcajada.
Con el amanecer llegamos al puerto, donde el dueño del bote ya nos esperaba.
—Efcharistó, Antóni [Gracias, Antonio] —dijo mi tía dándole una palmada en la espalda.
Cuando emprendimos el camino de regreso, Mamà de pronto nos tiró al suelo.
—Emilia, ¡qué…! —la tía no alcanzó a terminar, porque Mamà le tapó la boca de golpe. Su mirada estaba clavada en los hombres vestidos de negro que merodeaban la zona.
Sentí cómo la sangre se me helaba en las venas. Debía de estar tan pálida como un fant