Capítulo 50: Primer golpe

Karen estaba en su hogar, lista para ir al trabajo. Agarró sus cosas y las guardó en su bolso.

—¡Que te vaya bien, Karen! —la saludó su hermana, ella se quedaba en la casa.

—Gracias, hermanita. Nos vemos más tarde. No te olvides que dejé la lavadora encendida —le habló.

Salió de la casa con una sonrisa. Nada podía ir mal ese día. Maikol la había invitado esa semana a su casa, igual que a Helena y a Nicolás. Ella deseaba que llegara ese día para olvidar todo lo demás.

En el camino, antes de llegar a la parada del bus, apareció Orlando con una sonrisa cínica que asustó a Karen. Llevaba días sin verlo.

—¿Orlando? ¿Qué haces aquí?

—Vivimos en el mismo vecindario. ¿Se te olvida? ¿Crees que es buena idea ignorarme, cariño? —interrogó, acercándose a ella para darle un beso en la frente.

Pero eso para Karen fue intimidante.

—Te he mandado mensajes, pero no respondiste ninguno —defendió.

—¡¿Ahora yo soy el culpable de nuestro distanciamiento?! —gritó, ella se sobresaltó.

El corazón d
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